Estamos contemplando la lucha a muerte de tres sistemas de gobierno por el control mundial: el Totalitarismo, la Anarquía, y tristemente, ocupando la última posición, la Democracia. La batalla se desarrolla en el mercado.
Es un artículo un poco extenso, pero creo que merece la pena leerlo. Si andáis cortos de tiempo os recomiendo que peguéis un salto directamente a La reacción anarquista.
Razones históricas
La historia viene de lejos. Comenzó con el mercantilismo, allá por el S. XVI cuando se empezó a extender la idea de que el beneficio de uno sólo es posible gracias al empobrecimiento de otro. Esto desencadenó la lucha de las naciones por acumular metales y recursos naturales, a través de la guerra, el expolio y el colonialismo. Lo que en principio era una idea referida a los estados, acabó contagiándose a comerciantes y prestamistas.
La Historia no dio la razón a los mercantilistas, y fuimos los españoles y los portugueses, los que lo ejemplificamos más claramente con nuestro propio fracaso. La conquista de América supuso que el oro americano inundara la economía española y el emperador Carlos V, y su hijo Felipe II, destinaron todos estos recursos al gasto fundamentalmente para la guerra con otros estados, la construcción de palacios y similares, y la adquisición de bienes suntuosos. El Norte de Europa e Inglaterra, se especializaron en la elaboración de manufacturas para abastecer a estos países ricos, y en la medida en que el oro americano dejó de fluir, se fueron haciendo cada vez más poderosos. Gran parte del oro americano acabó en las manos de prestamistas que convirtieron el préstamo a interés en un negocio.
Como decía Francisco de Quevedo, en Poderoso caballero es don dinero:
Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo.
Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Nace en las Indias honrado,
Donde el mundo le acompaña;
Viene a morir en España,
Y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
Es hermoso, aunque sea fiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Son sus padres principales,
Y es de nobles descendiente,
Porque en las venas de Oriente
Todas las sangres son Reales.
Y pues es quien hace iguales
Al rico y al pordiosero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
¿A quién no le maravilla
Ver en su gloria, sin tasa,
Que es lo más ruin de su casa
Doña Blanca de Castilla?
Mas pues que su fuerza humilla
Al cobarde y al guerrero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Es tanta su majestad,
Aunque son sus duelos hartos,
Que aun con estar hecho cuartos
No pierde su calidad.
Pero pues da autoridad
Al gañán y al jornalero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Más valen en cualquier tierra
(Mirad si es harto sagaz)
Sus escudos en la paz
Que rodelas en la guerra.
Pues al natural destierra
Y hace propio al forastero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
En el S. XVIII, el capitalismo se había impuesto al mercantilismo. Permanecían los imperios coloniales fruto de la etapa anterior, pero el poder pertenecía a aquellos países que había desarrollado la industria y la actividad manufacturera. Esto hizo que los economistas de la época (Cantillón, Quesnay, Adam Smith,…) desarrollaran sus teorías económicas defendiendo que la riqueza de las naciones surge del trabajo: los fiosiocratas atribuían la riqueza a la tierra, y los que después acabaron llamándose Escuela Clásica, a la industria. Sin embargo, los industriales de la época y los prestamistas no olvidaron aquel principio de que el beneficio de uno es el empobrecimiento de otro. La competición mundial por el dominio de la industria supuso la aparición de la fragmentación social por el lugar que el individuo ocupaba en la cadena de valor. Así la antigua división en estamentos, nobleza, clero y plebe, se acabó transformando en nobleza, burguesía y proletariado.
La falta de equidad en la distribución de la riqueza supuso la aparición de dos grandes fuerzas en conflicto: por un lado, la de los hombres ricos ( que era sinónimo por aquel entonces de hombres poderosos más que de poseer riqueza) y por otro, la de aquellos que luchaban por su subsistencia.
Thomas Malthus enunció: «Un hombre que nace en un mundo ya ocupado, si sus padres no pueden alimentarlo y si la sociedad no necesita su trabajo, no tiene ningún derecho a reclamar ni la más pequeña porción de alimento (de hecho, ese hombre sobra). En el gran banquete de la Naturaleza no se le ha reservado ningún cubierto. La naturaleza le ordena irse y no tarda mucho en cumplir su amenaza.» Thomas Malthus
De aquí nace lo que hoy conocemos como lucha de clases que se acabó concretando en dos líneas de discurso ideológico: el liberalismo y el socialismo. Liberalismo no es sinónimo de «ser de derechas» y socialismo no es sinónimo de ser de izquierdas, aunque, esta idea se ha consolidado en nuestros tiempos. Ambos discursos tienen extremos que van desde la anarquía al totalitarismo, pasando por la democracia.
La crisis del 29
Echad un vistazo a la wikipedia. A principios del siglo XX, el poder se había transferido de la industria al sistema financiero. Más importante que controlar los medios de producción orientados a la industria, era controlar la emisión de moneda. Anteriormente, una de las causas de la guerra de la independencia de Estados Unidos, fue precisamente que los colonos no aceptaban la emisión de moneda con interés asociado, por ser moralmente inaceptable. Sin embargo, con la crisis de 1929, se produjo el primer golpe de Estado Mundial.
Las entidades financieras más poderosas consiguieron el ideal mercantilista, acaparar todo el oro. Antes del 29, los valores bursátiles no paraban de crecer y se convirtió en una práctica habitual solicitar un crédito al banco para invertir en bolsa. Sólo era necesario garantizar el préstamo con fondos entre un 10% y un 20% de lo solicitado, y en todos los contratos se incluía una clausula, que el dinero podía ser exigido en cualquier momento por el banco con 24 horas de antelación.
La banca de Estados Unidos por aquellos entonces estaba constituida en su mayoría por pequeños bancos con fondos en oro como garantía del papel moneda. El inmenso negocio que suponía este tipo de créditos, les hizo solicitar préstamos a bancos con mayores reservar de oro, que también incluían la clausula de las 24 horas. El riesgo parecía pequeño, porque durante décadas la bolsa no paraba de crecer, hasta…. el martes negro (29 de Octubre de 1929).
Muy en resumen (por eso os digo que miréis la wikipedia), cayó la bolsa de forma dramática entre otras cosas porque los grandes bancos «cerraron el grifo» y simultáneamente sus propietarios vendieron de forma masiva acciones en bolsa, lo que produjo un efecto dominó. Los grandes bancos exigieron a los pequeños el reembolso de los préstamos, los pequeños a los inversores, pero los inversores había perdido prácticamente todo su dinero en la bolsa. Quebraron las empresas, los ciudadanos se quedaron sin empleo, sin ahorros y se plantó la semilla de la Primera y la Segunda Guerra Mundial, pues siguiendo la ley, «el beneficio de uno es la perdida del otro», la guerra era la única forma de obtener la inmensa cantidad de riqueza que había sido detraída de la economía, aunque los que escribieron las crónicas olvidaron apuntar que los grandes beneficiados de la guerra fueron los bancos que la financiaron, en ocasiones, a ambos bandos a la vez.
Para «solucionar» la situación se constituyó la Reserva Federal de Estados Unidos por los grandes bancos que se quedaron con todos los fondos de los bancos pequeños que acabaron desapareciendo, y la emisión de dinero cambió de dos maneras:
- El dinero ya no era emitido por el Estado sino por la banca privada constituida en la Reserva Federal, y
- Se pasó del patrón oro al patrón deuda, es decir, toda activo en papel moneda tiene un pasivo asociado que asume el Estado. Y esto se fue extendiendo paulatinamente a todos los rincones del mundo.
La consecuencia fue una perdida efectiva de la capacidad soberana de los estados, que a partir de ese momento dependían del sistema financiero para establecer sus políticas económicas.
La solución a la guerra y la hambruna la aportó John Maynard Keynes con políticas de expansión de la demanda agregada, es decir, invirtiendo el flujo de dinero de la economía real hacia los bancos, hacia el flujo de dinero del Estado a la economía real. En cualquier caso, el que siempre salió beneficiado fue el sistema financiero.
Cocinando la crisis de 2008
Tras la crisis del 29 hubo un esfuerzo por controlar a la banca por parte de los estados, para evitar que se repitiera. Se les obligó a disponer de reservas suficientes para responder de los créditos impagados, se revisó la legislación para evitar el diseño de productos financieros «tóxicos», … hasta Ronald Reagan y Margaret Thatcher.
Ronald Reagan fué un actor que llegó a ser Presidente en 1981. Abanderando ante el electorado la causa liberal justificó la marcha atrás en la legislación de control de la banca. Se propuso desde la Escuela de Chicago una política monetarista (que casualidad) para luchar contra la inflación. Milton Friedman elogió a Reagan por «estar dispuesto a causar una severa recesión para terminar con la inflación«.
El incremento de precios siempre ha sido demonizado, pero no tiene porque ser malo si asociado al incremento de los precios se produce un incremento proporcional de los salarios y los beneficios empresariales. Es decir, la inflación no tiene porque suponer una perdida de poder adquisitivo. Sin embargo, a los que si perjudica es a los rentistas, es decir, a aquellos que prestan crédito a interés fijo, y supone un problema para la banca por la volatilidad en relación con el tipo de interés.
La segunda variable que perjudica al sistema financiero es la cotización de la moneda, por eso tampoco es casualidad que haya aparecido el euro, que el amero esté en camino, y progresivamente se tienda a una moneda única. La devaluación de la moneda es una herramienta de política económica que ha sido especialmente útil para países como España o Portugal. El depreciar la moneda aumenta la competitividad de los productos nacionales porque son más asequibles en moneda extranjera.
El euro ha supuesto una cesión de la soberanía nacional a la Unión Europea, pero también una incapacidad abosoluta de establecer políticas monetarias para sus países miembros.
El pastel Lehman
En 2008, pasó exactamente lo mismo que en el 29, pero esta vez la burbuja no fue la bolsa sino el mercado inmobiliario.
Las aseguradoras diseñaron seguros y planes de pensiones que debían estar respaldados por activos sólidos, calificados como de solvencia AAA. La ingeniería financiera consiguió que cestas de activos financieros que incluian el crédito dado a los NINJA (no income, no assets, no jobs), las hipotecas a interés variable dadas a familias con escasa solvencia, productos del mercado de derivados, opciones, futuros,… que por sentido común son de alto riesgo, acabaran siendo calificados por las certificadoras como activos de máxima solvencia (AAA).
¿Quién pagaba a las certificadoras? La banca (que casualidad). A medida que subía el precio de la vivienda los bancos otorgaban más préstamos, cuanto más se mantenía la tendencia a la subida más se convencían las familias de que merecía la pena invertir gran parte de su salario en vivienda, como forma de ahorro y obtener un beneficio a largo plazo. Este espejismo financiero acabó estallando con la misma espiral: impago de hipotecas, caída en el mercado del valor de los activos financieros asociados, insolvencia de las entidades de crédito y la caída del gigante Lehman Brothers. Todo ello profetizaba un efecto dominó y la caída del resto de grandes bancos.
Sin embargo, ahí estaba George W. Bush para solucionar el problema. Nos lo vendieron como que volveríamos a la edad de piedra y se produciría de nuevo una crisis como la del 29. Desaparecería el crédito, y por tanto se produciría el cierre de empresas y la perdida masiva de puestos de trabajo. Nunca lo sabremos, lo que si sabemos es que un país que ha defendido historicamente el libre mercado, y G.W. Bush se supone que es liberal, tuvo que intervenir en favor de la banca asumiendo sin la aprobación del Senado, y mucho menos un referendum popular, todos los activos tóxicos como deuda pública. Además, estamos pagando una crisis del 29 en incomodos plazos, y nadie ha hablado de devolver a las arcar públicas el rescate financiero.
De nuevo esta acción «se ha reproducido» en la mayoría de los países del resto del mundo, y ha supuesto una segunda vuelta de tuerca a la cesión de las soberanías nacionales que a través del endeudamiento se van viendo cada vez más sometidas al sistema financiero.
La reacción anarquista
Si en los años 90 nos hubieran dicho que la anarquía era una posibilidad no creo que nadie se lo hubiera creído, y actualmente seguro que muchos tampoco, pero…
La estructura del capitalismo se basa en la trinidad: productor, consumidor y dinero. Según lo que hemos visto hasta ahora, el poder mundial reside precisamente en el último. Cuanto mayor control se tiene sobre la emisión de dinero y la deuda, mayor poder.
Ha surgido una moneda en Internet ( año 2008) que no está respaldada por ningún banco, ni por ningún gobierno: el bitcoin. Echar un vistazo a la wikipedia. Ha sido diseñado por un programador que se autodenomina Satoshi Nakamoto, y que por tanto, podría ser una viejecita de Huelva, o un equipo de petanca.
Lo más destacable del bitcoin:
- Las transacciones son más seguras que las que hacemos actualmente con cargo a tarjetas de crédito.
- El registro de transacciones está absolutamente descentralizado y es irrastreable.
- Garantiza el anonimato de los agentes que lo intercambian.
- Es una moneda que cotiza, es decir, puedes cambiar euros por bitcoins y viceversa. De hecho, ya se pueden obtener euros ( u otras monedas) en algunos cajeros con cargo a bitcoins.
- Los estados no pueden controlar los impuestos de las operaciones realizadas en bitcoins.
La siguiente pregunta que os haréis es: pero ¿quién y para qué vamos a comprar bitcoins?
La respuesta es la «deep web«. Hay una Internet tras la Internet que usamos habitualmente denominada la red TOR, donde los enlaces son irrastreables por los búscadores como Google, Yahoo, etc… Las extensiones de las páginas web, en vez de la típicas .htm, .html, .php…. son .onion, y sus enlaces aparecen en páginas muy concretas de las que debes conocer la dirección para poder entrar.
Si queréis visitarla podéis usar Tor Browser, y uno de los directorios más completos es thehiddenwiki.org . El contenido de esta wiki apunta a páginas de hackers, activistas políticos, venta de armas y drogas, prostitución, pornografía, contenidos multimedia protegidos por los derechos de autor,… Es decir, existe en la deep web el Amazon de las drogas y las armas, e incluso, te las mandan a casa.
Supongo que sabéis el inmenso negocio que hay detrás. Si alguien quisiera comprar este tipo de artículos, la última moneda que utilizaría es la moneda nacional con cargo a su cuenta bancaria. Sin embargo, si compras bitcoins, el problema está resuelto.Esto hará del bitcoin una moneda que va a tener cada vez más peso en el mercado mundial.
La ineficiencia del dinero actual
Las relaciones comerciales surgieron para cubrir necesidades de forma recíproca o simbiótica, es decir, yo tengo una necesidad y tú otra. Si llegamos a un acuerdo tu resuelves mi necesidad y yo resuelvo la tuya, y voy más allá, como dependemos el uno del otro yo hoy te echaré una mano, y mañana me la echarás tú. La relación del comercio en origen es del tipo ganar-ganar, como la calificaría Josep Burcet.
Luego surgieron los bienes de alta liquidez (metales preciosos, piedras preciosas, obras de arte,…) que en muy poco espacio eran capaces de contener un alto valor de cambio debido a su escasez. Esto permitía que si yo satisfacía una necesidad tuya y tú me dabas un trozito de metal, yo pudiera ahorrar, o juntarlo con otros trozitos para cubrir necesidades mayores, o dividirlo para cubrir necesidades menores,… Y la cosa cambió, el enfoque del comercio ya no era necesidad-necesidad, sino necesidad-producto. Los agentes se especializaron en producir un determinado tipo de producto para obtener trozitos de metal con los que satisfacer sus necesidades, y de paso, si podían obtener un beneficio mejor que mejor. J. Burcet lo calificaría como una relación entre ganar-ganar y ganar-perder.
Pero cuando el dinero se virtualiza y ya no hay trozitos de metal que valen lo que ponen en la etiqueta, o papel moneda, la cosa se complica. En la época del patrón deuda, cada euro que tienes en el bolsillo, es un euro que debe otro y esto es el producto de una relación ganar-perder, es decir de depredación. Toda la riqueza actualmente se mide en dinero y no a tu capacidad para satisfacer una necesidad, esto es un fallo sistémico que hará que aparezcan mercados alternativos al que conocemos actualmente.
Si la mayor parte del dinero se destina a pagar deuda, al final se produce un agujero en el mercado, ya que no hay medios de pago para cubrir las necesidades de forma recíproca, y por tanto, es cuestión de tiempo que el mercado se reconstruya y busque otros medios de alta liquidez, o incluso, la vuelta al comercio originario: satisfacción de necesidades sin intervención de medios de pago, como por ejemplo los bancos de tiempo.
¿ Y la Democracia?
Pues lo lleva mal, la pobre.
A este señor debemos El Contrato Social (1762), donde sostiene que la democracia se ha de basar en la separación de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Un sistema es tanto más democrático cuanto mayor es la separación y los límites de estos poderes.
Me pregunto qué opinaría Rousseau si hubiera conocido nuestros tiempos. Por un lado ha surgido un cuarto poder (que ya no son los mass-media que pasan a quinta posición) que es el capital anónimo. Como poderoso caballero gobierna por encima de las fronteras nacionales, seduce a políticos, legisladores y jueces, aunque estos últimos parecen aguantar mejor.
Las insituciones que surgieron de Breton Woods, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, siguen a pies puntillas las directrices de la Escuela de Chicago aplicando políticas monetaristas, que no han incentivado la economía real en los países desarrollados, a los países en vías de desarrollo, que es lo mismo que darle una aspirina a un alérgico al ácido acetilsalicílico.
En países como España hay clarísimas inferencias del poder ejecutivo en la selección de los miembros del Tribunal Constitucional, el Consejo del Poder Judicial, Tribunal de la competencia, etc. Y los miembros del ejecutivo están íntimamente relacionados con los miembros del poder legislativo, porque pertenecen a los mismos partidos y defienden los mismos intereses.
Y lo peor, estamos muy lejos de alcanzar un gobierno democrático global por la separación de las distintas naciones. Me parece increíble en el caso de la Unión Europea, que hayamos cedido nuestra soberanía, sin tener derecho a votar a un Presidente común que asuma las responsabilidades respecto de todos los europeos. Las responsabilidades siguen siendo de los gobiernos nacionales. No me extraña que haya países que quieran dar marcha atrás.
Concluyendo.
La lucha por el control mundial no se juega en los parlamentos democráticos, sino en el mercado y aquel que sea capaz de imponer una forma de dinero más eficiente respecto a la capacidad para acercar oferta y demanda, o mucho mejor dicho, para permitir a los agentes resolver de forma simbiótica las relaciones necesidad-necesidad, se llevará el premio.
El patrón deuda es matemáticamente insostenible y excluyente desde un punto de vista social, y tanto excluir hará que surgan nuevos mercados alternativos ajenos al patrón-deuda, y esto no le interesa para nada a la banca, así que ya puede espabilar.
Los Estados sino quieren perder el control de capitales y el de los impuestos, y si los ciudadanos queremos seguir conservando el Estado del Bienestar, necesitamos de estos nuevos mercados y medios de pago basados en activos reales, para evitar la infinita expansión de la deuda asociada. Si perdemos el control sobre la emisión de moneda quedan dos alternativas: o el totalitarismo del capital anónimo, o la anarquía de una moneda incontrolable.