Serpiente con tacón salió publicado en España el 8 de Julio de 2004. En aquella época los músicos estábamos hartos de OT, pues nos parecía una forma de degradar la profesión a un mero espectáculo de variedades. Todo el movimiento que comenzó en los 80 con grupos como Mecano, Radio Futura, El Último de la Fila, y tantos otros genios que salieron adelante gracias al talento y a unos medios de comunicación que querían fomentarlo, se rompió de cuajo, cuando la televisión decidió crear a sus músicos a medida.
Dejaron de importar la melodía y las letras, para potenciar las lagrimitas y las emociones de bote.
Esa foto, esa portada, que a algunos les causa un cierto morbo, también es un espléndido resumen de esa mordaza al talento, tejida con hilo fino de silencio y ninguneo.
Estamos en el 2015 y la música en España es irrelevante desde el punto de vista artístico. Pocos quedan ya que se crean que la música puede cambiar el mundo, mover montañas, aunar corazones y cambiarlo todo desde el centro del alma misma, a las instituciones políticas.
Comentaba con Jose, hace una hora más o menos, que esta España me recuerda a la sociedad americana de los 50, y que necesitamos a un nuevo Bob Dylan y una nueva canción protesta. Una especie de vuelta a la cultura «hippie«, pasar de toda esta basura y construir un mundo a parte que brille por la diferencia.
Vivimos en una sociedad donde nadie se cree ya nada y, sin embargo, ahora tenemos que tener mas fe que nunca, sobre todo en nosotros mismos y en que podemos cambiar. Que esto no es una jungla, que el «flower power» es posible, sobre todo, cuando se margina a cualquiera que realmente sea un ser humano integro, con sangre en las venas y un corazón que necesita respirar libertad y cariño, porque sino se va a parar.
Y un servidor no está dispuesto.
Siempre he admirado a Jose, y los que me conocéis creo que lo sabéis, por su gran talento y, sobre todo, por ser un maravilloso irresponsable que va contra corriente por sistema. Me parece una auténtica proeza que siga en el mundo de la música luchando. Simplemente, no es posible que siga luchando porque no hay fuerza humana capaz de aguantar tanto como ha aguantado este «pive». Pero ahí sigue, ahí está y seguirá estando aunque sea imposible, aunque él mismo no se lo crea, aunque los AR fichen a Cristiano Ronaldo para grabar el asedejé en su vigesimotercera versión.
El tiene la fuerza para cambiar el mundo, pero hay que hacer palanca. Muchos sois los que le váis apoyando desde el principio, otros tantos le odian porque no han tenido suficiente Lorca o porque han tenido demasiado. Pero la mayoría le adora porque le asocia a ese momento de intimidad en el asiento trasero de un coche, o a esa luna inmensa en una playa, o a ese Discman o mp3 que hace que el trabajo sea más llevadero. Ese alma calenturienta es algo que todos necesitamos. Hasta ahora nos hemos indignado. A partir de la ley mordaza, sólo hace falta una cosa, seguir escuchándole a él, y a todos los que como él quieren cantar su verdad y no salir en televisión para justificar los anuncios y de paso mal-vivir de las migajas que la industria del cotilleo les quiera dejar caer.
España está cambiando. Ya empezó en el 15M. Podemos es un interrogante. Los demás están bastante claros. Pero de lo que no cabe ninguna duda es que ese pasotismo de principios de siglo se ha terminado. Hay que cambiar el mundo, no hay otra opción. No es idealismo, es una responsabilidad de todos aquellos a los que les quede un pedazo de alma.
La música está tan muerta, que yo profetizo su resurrección. Una música nueva que ninguna mordaza va a poder callar jamás. Parafraseando a Celaya: «La música es un arma cargada de futuro».